El ratio del café: La clave para una taza perfecta
¿Alguna vez te has preguntado por qué una taza de café sabe tan diferente de otra, incluso si usas el mismo grano? La respuesta a menudo se encuentra en el ratio, una de las claves mejor guardadas por los baristas para conseguir un café delicioso. Pero no te preocupes, es mucho más sencillo de lo que parece.
¿Qué es el ratio del café?

El ratio —o relación café-agua— es uno de los pilares fundamentales en la preparación de cualquier método, desde un espresso intenso hasta un filtrado delicado. Se trata de la proporción entre la cantidad de café molido y la cantidad de agua que utilizas para extraerlo. En otras palabras: por cada gramo de café, ¿cuánta agua añades?
La formula es sencilla:
Ratio = Gramos de agua / Gramos de café
Aunque parezca un detalle menor, el ratio es el timón que guía todo el sabor de tu taza. Un ajuste mínimo puede transformar un café plano y aguado en una bebida vibrante y equilibrada, o evitar que termine siendo excesivamente amarga y astringente. Esto se debe a que el ratio influye directamente en la extracción, es decir, en cómo el agua disuelve y arrastra los aceites, aromas y compuestos del grano.
Ratios recomendados para empezar

La belleza del ratio es que puedes adaptarlo a tu gusto, pero hay puntos de partida que funcionan muy bien. Aquí te dejamos algunos ratios estándar que puedes usar con los métodos más populares:
V60 y Aeropress: Estos métodos de filtrado suelen funcionar bien con un ratio de 1:15 a 1:17. Esto significa que por cada gramo de café, usarás 15 o 17 gramos de agua. Si quieres un café más suave, acércate al 1:17. Si buscas uno más intenso, prueba con el 1:15.
Ejemplo: Para 20g de café, usarías 300g de agua (20 x 15 = 300).
Espresso: Aquí el ratio es mucho más concentrado. Los ratios más comunes están entre 1:2 y 1:3.
Un ratio de 1:2 es el estándar para un doble espresso. Por ejemplo, para 18g de café, obtendrías 36g de bebida.
Un ratio de 1:1 o 1:1.5 te daría un ristretto, un shot más corto y concentrado.
Un ratio de 1:3 o más largo te daría un lungo, un shot menos concentrado.
¿Cómo empezar a usar el ratio en casa?

Para dominar el ratio no necesitas un laboratorio de café, solo una báscula digital con precisión de décimas de gramo (0.1 g). Esta exactitud es clave: incluso un gramo de diferencia puede cambiar por completo la intensidad, el cuerpo y el equilibrio de tu taza.
Paso 1 – Pesa el café molido. Coloca tu taza o portafiltro sobre la báscula, ponla a cero (tara) y añade la cantidad de café que vayas a usar.
Paso 2 – Pesa el agua. Si usas un método como V60, Chemex o prensa francesa, coloca el recipiente en la báscula y añade el agua caliente mientras controlas el peso en gramos. En espresso, controla el peso de la bebida servida para asegurarte de que coincide con el ratio deseado.
💡 Tip de barista: si tu báscula también mide tiempo, aprovecha para controlar la duración de la extracción; ratio y tiempo siempre van de la mano.
Paso 3 – Experimenta. Prueba con un ratio 1:15 y luego uno 1:16 usando el mismo café y método. Analiza los cambios: con menos agua, obtendrás más cuerpo e intensidad; con más agua, la bebida será más ligera y aromática.
Paso 4 – Ajusta a tu gusto. No hay un ratio “perfecto” universal; el ideal es el que hace que tu café te encante cada mañana. Tómate el tiempo para descubrirlo y, cuando lo encuentres, anótalo para poder repetirlo.
Usar el ratio en casa es el primer paso para dejar de preparar café “al ojo” y empezar a crear tazas consistentes, como las de una cafetería de especialidad.
Experimenta con los ratios recomendados, prueba un 1:15 y luego un 1:16 con el mismo café. Notarás la diferencia. Al final, el mejor ratio es el que más te guste a ti. ¡Anímate a encontrar el tuyo!